jueves, 11 de diciembre de 2008

Lisboa

Hay veces, muy pocas en la vida, en las que uno conecta de forma especial con un lugar. Este fin de semana he tenido la suerte de experimentar esa sensación en una ciudad que me ha sorprendido muy mucho, Lisboa.

No destaca por tener grandes museos, paseos marítimos descomunales, un gran Palacio de Congresos ni cosas por el estilo. Es un conjunto de detalles que la hacen muy especial.

Pasear al atardecer por el barrio de la Alfama es una experiencia que nadie debería perderse. Hay lugares en el mundo que hacen encontrarte contigo mismo.

Gracias por este puente. Gracias por una copa de Porto sentado junto al elevador de Santa Justa.



Pd: sabes que va dedicado a ti.

1 comentario:

Helen dijo...

Para mi tambien ha sido un fin de semana increible. Como tu dices, es una amalgama de pequeñas cosas la que hacen de Lisboa una ciudad especial: los pasteis de nata, la conserveira, el chiguagua actor, sus miradores,las interminables cuestas, los elevadores, la lluvia huracanada repentina, el arco iris de Belem...y para mi, sobre todo, la compañia.
Gracias a ti tambien por este puente y por la entrada que me ha encantado