domingo, 28 de septiembre de 2008

El que nace lechón muere cochino

Dice así un castizo refrán, muy bien utilizado por mi madre en estos tiempos de crisis económica. Se podría resumir en un rotundo “el que nace liberal, ha de morir liberal”.

Encuentro reflejados en muchas viñetas de Quino, dibujadas en pleno corralito argentino, muchos de los pensamientos que ahora me vienen a la mente. La sociedad americana, o más bien, su clase económica profesa una libertad sin límites, sin intervención del estado, un Juan Palomo económico sin barreras ni coartaciones, pero claro está, siempre jugando con un dinero que no es suyo, el dinero público.

Qué fácil es apostar el dinero de los demás, jugar a ser Dios ajeno, subir o bajar precios de algo tan básico como los alimentos, regalar hipotecas por doquier, y al perder, recordando los tiempos en que eras niño y el balón pasaba a la casa del vecino, llamar a papá para que vaya a rescatarlo, porque a ti, claro está, te da vergüenza afrontar la realidad.

Señores, si quisieron ser liberales desde un principio, séanlo también hasta el final de sus consecuencias. Como profesa el liberalismo, el propio mercado tiene sus mecanismos para contrarrestar este tipo de crisis. ¿O es que se han dado cuenta de que han meado demasiado fuera del tiesto?.

A todo cerdo le llega su San Martín...

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